Ingredientes para 6 personas
Cómo se elabora:
2 guineos en rodajas. 4 kiwis pelados y cortados en rodajas. 10 dátiles sin hueso y cortados en mitades. 2 guayabas, cortadas por la mitad y luego en forma de cuña. 1 papaya, cortada en forma de cuarto creciente. 2 mangos frescos, pelados y en rodajas. Unas uvas sin semillas, blancas o negras en mitades. 1 melón pequeño, en cubitos. 1/4 de sandía, en cubos (opcional). 4 higos frescos en mitades (opcional).
Aderezo: 2 cucharadas de jugo de limón. Una pizca de sal. 50 g de nueces o piñones tostados.
Preparamos las frutas tal como se sugiere y disponemos en un recipiente de cristal grande, por capas. Vertemos sobre ellas el limón con una cuchara y espolvoreamos con sal. Terminamos esparciendo los frutos secos por encima.
Aderezo: 2 cucharadas de jugo de limón. Una pizca de sal. 50 g de nueces o piñones tostados.
Preparamos las frutas tal como se sugiere y disponemos en un recipiente de cristal grande, por capas. Vertemos sobre ellas el limón con una cuchara y espolvoreamos con sal. Terminamos esparciendo los frutos secos por encima.
Comentario dietético
Ligeras y refrescantes, las ensaladas que combinan frutas frescas y frutos secos se enriquecen en nutrientes y variedad de matices (sabores, aromas, texturas...). Constituyen un plato muy saludable, adecuado para todas las edades y, en especial, para quienes sufren de exceso de peso o deben llevar a cabo una dieta baja en grasas. En personas que no acostumbran a tomar fruta de postre o que no ingieren la cantidad que sería deseable, son una alternativa de gran aceptación para fomentar su consumo. Esta receta es muy rica en vitaminas como la C, la B9 o ácido fólico, así como en minerales entre los que destaca el potasio, antioxidantes y, por supuesto, en fibra que mejora el tránsito intestinal. Las nueces suministran ácido linolénico en cantidades considerables, un ácido graso esencial poliinsaturado que se incluye en el grupo de los omega 3, la grasa caraterística del pescado azul. Tanto las frutas frescas como las nueces son ingredientes fundamentales de la dieta mediterránea y su consumo se relaciona con un menor riesgo de aparición o desarrollo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e incluso de cáncer. Quienes deban llevar a cabo una dieta baja en sodio deberán prescindir de la sal, además como la ensalada ya lleva limón, el sabor del plato queda realzado con el cítrico.
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